Es curioso como una simple figura de resina en forma de conejo a tamaño natural, puede alborotar y de qué manera la barra del bar, y al personal allí presente.
El conejo en cuestión tiene un dispositivo que detecta el movimiento y al hacerlo suelta un silbido de admiración como si de un humano fuera.
El personal que había en ese momento en el bar entre las 8 y las 9 de la mañana, era mayoritariamente señores de una cierta edad y jubilados tomando sus cafés y copas correspondientes.
A mi marido se le ocurrió la brillante idea de darle al botón activando el sensor del conejo y colocarlo en una ventana en plena hora de paso de mamas con niños camino del colegio. Ni que decir tiene que el conejo se volvió loco silbando a toda persona que pasaba por la acera. Las mamas y los niños oyendo el fuerte silbido de admiración a su paso, les provocaba primero desconcierto y algún susto por no saber de donde venía, y despues mosqueo al oir las risitas contenidas de unos y las risotadas de otros dentro del bar.
Había que verlos a ellos !! Como niños haciendo una travesura corriendo de ventana en ventana. Oh my God! NO MADURAN NUNCA LOS HOMBRES ??
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