No tenia muy claro como empezar esta entrada. Sé el tema del que quiero hablar. No es de un programa cualquiera de la tele. No es de un presentador cualquiera. No es de un concurso. Es de algo más que de todo eso. Pero hay un programa, un presentador, y un nutridisimo grupo de personas que van a ese programa a buscar algo. Algo que no se puede comprar, algo que ni siquiera allí les pueden garantizar ni regalar, pero les dan la oportunidad de encontrarlo. Buscan una nueva oportunidad de vivir, de sentir, de ser felices, de volver a encontrarse con la vida en pareja, de disfrutar de ella, COMPARTIENDOLA, venciendo muchas veces al absurdo sentido del ridículo o al "que diran".
Son gente mayor, entre los 55 y los 90 y pico. Hombres y mujeres, algún soltero, separados, los más, viudos, todos están solos. Nada tiene que ver con otro tipo de programas que buscan pareja en otras televisiones.
Hay mucha soledad en este mundo de ahora. Mucha soledad y mucha tristeza en gente mayor que se han quedado solos, y con toda una vida vivida a sus espaldas, a veces feliz, a veces desgraciada,y en la recta final de la vida buscan a alguien con quien compartir sus últimos años, que no tienen porque ser los peores.
A mí este programa me tiene enganchada.
La trama es la siguiente: un señor o una señora que requiere compañia va al estudio de TV, y allí delante del público asistente y en amena charla con Juan y Medio, cuenta su vida, desde su infancia hasta ahora con las anécdotas más interesantes, amores pasados, etc. de una manera muy amena y divertida que de eso ya se encarga el presentador.
Hay personas que te emocionan profundamente, ya que hay historias que parecen de novela, con innumerables penurias y desgracias. Vivencias siempre de otras épocas. Sus caras marcadas por los años, reflejan sufrimientos, emociones, ilusiones y cariños muy profundos.
En todos los casos hay un denominador común, sean viudos o separados, los hijos y la familia a pesar de ser siempre estupendos y maravillosos, están cada uno en su casa y ellos SOLOS en la suya. Y la soledad es mala compañía.
Comentaba con ese gracejo andaluz una abuela, que tenía toda la semana programada con actividades varias, piscina, gimnasia, labores, visitas a los hijos, etc para no sentirse sola, "pero -decía- llega la noche, cierro la puerta y el silencio me mata. No puedo más necesito un compañero".
Otros - hombres sobre todo- recurren al programa como última solución para sobrevivir a la vida. "O voy a ver a Juan y Medio, o me voy a una residencia", decía un abuelo desesperado.
Cuando el invitado ha explicado todo sobre su vida, viene el momento de "pedir" las cualidades o condiciones que deben tener sus pretendientes. Edad aproximada ...que sea cariñoso ... que no beba ... que no fume ... que le guste el baile ...que no le pida "guerra" ... que quiera viajar ... que sea limpio y pulido ...que sea una mujer de su casa ... que no le importe vivir en el campo ... , en fín peticiones para todos los gustos.
Y como efecto rebote, inmediatamente suena un teléfono... y el/la primer pretendiente/a ya está al aparato, y se somete a las preguntas pertinentes.
Es buenísimo oir como una señora con muchos años en su dni , andaluza salada ella, interroga a su pretendiente, que tiene más años que ella, y le pregunta con mucho salero: "Oye Pepe ... y tú de cintura pá bajo como andas hijo? todavía funcionas? ... Y ahora es cuando el abuelo, apurado, tiene que contestar en directo, ante el cachondeo del presentador y del público asistente.
El programa, proporciona el teléfono en privado del interlocutor y de todos los que para esa persona llamen en los próximos días. Es flipante, como una señora o un señor de 80 años y pico, puede recibir tranquilamente 200 llamadas en unos pocos días, de candidatos a su compañía.
Cuando ya se ha decidido por uno, mantienen conversaciones telefónicas durante 2 o 3 semanas.
Si creen que ya ha llegado el momento, y viendo que la amistad prospera, se les cita por separado en el programa para que se vean por primera vez en directo. A partir de ese momento, ya es asunto privado entre ellos. Si la relación fructifica en una placentera y feliz convivencia, al paso de unos meses vuelven al programa para contar su experiencia y animar a otras personas a dar ese dificil paso hacia adelante.
Es emocionante y enternecedor ver esas personas a esas edades, cogerse de la mano con ternura, y ver sus ojos cuando se miran con la ilusión renovada de dos adolescentes, oirles hablar de lo felices que son ahora juntos, y de lo que disfrutan de sus días en compañía.
Desde luego la labor que realiza Juan y Medio junto con su gran equipo, su personalidad, gran humanidad, sentido del humor y manera de tratar a sus invitados es algo realmente increíble.
Yo hace pocos meses que le he descubierto, pero me encanta el programa. No como un espectáculo, sino como una lección de vida. A veces no puedo por menos que ponerme a pensar en mí misma, y si me gustaría saber o no lo que me depara el futuro, pero más vale no saberlo. Y acabo siempre dando gracias por lo que tengo, sintiendome afortunada.
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