No deja de ser, como mínimo, curioso el mundo del bar visto con ojos de mujer desde detrás de la barra. Cambia totalmente la prespectíva si estás a un lado o a otro del mostrador. Yo sólo puedo hablar de mi bar, que es lo que conozco y lo que vivo dada día, desde hace diez años. Otros serán otro mundo.
Mi bar es normal, ni grande ni pequeño, ni elegante ni cutre, normalito, pero acogedor y familiar. La inmensa mayoría de los clientes son hombres, casi todos currantes, y a primera hora de la mañana, sobe todo, jubilados -cosa curiosa- porque la vida hay que aprovecharla desde primera hora de la mañana, y la jornada del abuelo-jubilado empieza muy temprano.
Tambien las sufridas amas de casa y abnegadas esposas y madres, suelen madrugar, y no se suele perdonar ese cafelito con leche con el correspondiente crusan, que tan bien nos sienta a todas, en la grata compañía de las amigas y vecinas. Eso sí, diez minutos contados y a la carrera, que en casa o en el trabajo nos esperan.
Las personas somos animales de costumbres, y yo lo veo aquí todos los días. La mayoría de la gente no cambia casi nunca de menú (léase tipo de consumición).
A poco observador que se sea, detrás de una barra, se aprende muchísimo. Se aprende sobre todo, que lo que tienes que hacer es ver, oír y callar (aunque a veces yo no pueda) . Sea la conversación la que sea que oigas, no debes alterarte, pero todo tiene un límite. Y a veces se te subleva el intestino de tanto oír tonterías y estupideces, y no se puede evitar el tomar parte en la conversación o cortarla por lo sano.
Viene mucha gente que no han nacido aquí (entiéndase fuera de Catalunya), pero que llevan aquí toda la vida, que se han casado aquí, y que sus hijos han nacido aquí. Ningún problema. Nada que objetar, sino fuera... porque por alguna razón que desconozo y no entiendo, todo su afán es alabar y ensalzar su tierra natal (que es normal y hasta bueno y lógico), tierra que abandonaron hace tropecientos años, tirando por tierra y criticando la que les ha acogido y la que les ha dado la oportunidad de ganarse la vida y vivir decentemente. La tierra que les acogió en su día, hace muchos años, y que ni siquiera por cortesía han querido aprender su lengua, muchas veces menospreciándola. Allí todo es mejor, el clima, el ambiente, la comida, el agua, la gente...
Mi pregunta es muy lógica y predecible: porque siguen aquí? Si, como dicen, con el mismo dinero allí podrían vivir mucho mejor... Me exaspera!! Quizá porque soy "algo susceptible" con este tema. Lo dejaremos aquí.
Hay varios "especimenes" diferentes y curiosos más. (entiendase tipos de hombres).
Sabéis como se reconoce a simple vista a un bebedor empedernido? Aunque no lo hayas visto nunca, es facilísimo reconocerle. Jamás mira la copa o el vaso cuando se lo estás llenando. Disimula mirando cualquier cosa "distraidamente" hasta que lo has llenado . Es curioso, pero es así.
Después está el típico chulillo fanfarrón -casi siempre fardando de Mercedes, aunque sea de hace quinientos años- con un gran sello de oro en el dedo, que no para de golpear contra la barra, dándose bombo él mismo al hablar, reclamando atención.
Otro tipo diferente, es el que no para de hablar. Con quien sea. Busca conversación a la desesperada. Toca todos los temas tradicionales, como el tiempo, el paro, el gobierno, la tele, etc. está claro que vive sólo o en su casa no puede ni abrir la boca.
Tambien están los que en un rato pretenden arreglar el país, la economía y solucionar hasta el paro. Son mucho más listos que el gobierno. Por descontado, la inmensa mayoría no tienen ni pajolera idea de nada de todo esto, pero se dan el gusto de opinar y criticarlo todo. Esto es democracia, lo demás .... tonterías.
Otro grupo tambien muy característico es el que yo llamo "la alegría de la huerta". Son los clásicos pesimistas, que todo lo ven negro, mucho más de lo que ya está, y ahora con la crisis tienen tema y cuerda para rato. Escuchar una conversación suya puede provocarte una fuerte depresión o un ataque de pánico. Mejor dejarlos a su bola.
Disponemos tambien de un desagradable espécimen, es el que se vuelve altivo, fanfarrón, mal hablado, hortera y soez ante la presencia de mujeres. Son tan desagradables, que ni siquiera me voy a extender más en su descripción.
Lo que tambien abunda mucho en mi bar, casi a todas horas, es el grupo de los cazadores, mentirosos convulsivos la mayoría, se explican sus andanzas, cacerias , sus aventuras multiplicadas por mil , discuten sobre cartuchos, escopetas, cotos ... etc. Ninguno se cree lo que dicen los demás y sus batallitas pueden duras horas ... pero en el fondo son bastante inofensivos.
Es curioso como TODOS critican convulsivamente la tele y sobre todo los programas del cotilleo. Dicen pestes de dichos programas y sus protagonistas, pero TODOS absolutamente todos estan perfectamente informados sobre la vida y milagros de los protagonistas de los programas de corazón. Nadie los vé , pero paradojicamente estan al corriente de todos los temas.
Pero la inmensa mayoría son seres normalítos que vienen, muchos en grupo de compañeros, a desayunar, a comerse un buen bocata en su media hora de "recreo", o un cafelíto después de comer, o sus cervecitas o cubatas cuando ya se ha acabado la jornada laboral, sin mayor pretensión que un rato de relax en compañía de amigos.
Mundo complejo este del bar.
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