sábado, 17 de diciembre de 2011

SERGIO DALMA .- Un artista nuestro

Erase una vez una madre y una hija. Las dos se llamaban igual, a las dos les gustaba salir juntas cuando sus obligaciones se lo permitían, de compras, de paseo, de recados, a las dos les gustaba SERGIO DALMA, su voz, sus canciones... su todo.   Un día la madre recibió un regalo el dia de las madres: una entrada a un concierto. Cual podía ser?  donde? .. Sergio Dalma y el Palau Sant Jordi. Todavía faltaban seis meses, pero no importaba. Era un magnifico regalo que disfrutaron las dos juntas, pasándolo en grande. Fué fantástico. 
Al cabo de pocos dias, la hija se entera de que nuestro admirado artista, va a venir a Barcelona a firmar los cd. ¡¡Pies para que os quiero..!! Allá que se van las dos lanzadas y sin pensarlo dos veces. 
Y aquí empieza mi relato en primera persona: 


Llegamos las dos sobre las 5,30 de la tarde al centro comercial en la Diagonal de Barcelona. Directas a la segunda planta a sección de música : nada!!  normalidad absoluta. ni colas, ni avalanchas, ni multitudes ¿que pasa? No podíamos habernos equivocado, la radio no había parado de publicitarlo. Preguntamos a las dependientas, y nos miran con cara de flipadas ¿que viene Sergio Dalma al Corte Inglés?, Alucine, alboroto y llamadas de consulta a información. Aparece un encargado muy trajeado que nos dice que sí, pero que será en los jardines OMG!!  Al aire libre, de noche, con el viento y el frío que estaba haciendo!! y ... el abrigo en el coche -dentro del parcking subterráneo-.  Da igual, buscamos por fuera y enseguida localizamos una cola que rodea el edificio ... Dios!!  si todavía falta una hora para que llegue... Nos colocamos en la fila y nos atusamos bien los pañuelos y bufandas al cuello. Apalancadas ya en nuestro sitio, haciendo la filera como colegialas esperando entrar, vamos mirando a nuestro alrededor, al personal asistente: mayoritariamente mujeres, grupos de chicas jóvenes -entre 20 y 35 años- madres e hijas (como nosotras), parejas jóvenes con niños pequeños, señoras maduritas con el marido, ...detrás nuestro una pareja jovencita con un niño y una niña muy pequeños. Ella fan incondicional y fanática del cantante. Nos cuenta que se enamoro de su marido con sus canciones, su primer hijo se llama Sergio, y la niña Lucia -como una de sus canciones más emblemáticas- . El marido, conformado.   Sopla un aire infernal. Estrujo a mi hija para que no tenga tanto frio. El ambiente es bueno, cordial, todas vamos a lo mismo: verle de cerca y saludarle. Pero ... pasa el rato y Sergio todavía no aparece por el escenario preparado. ..  Por fin.. gritos, aplausos y flashes a granel, y en el escenario la figura estilizada del artista, que nos saluda por el micro, dando las buenas tardes. Y al ver la cantidad de personal asistente (sólo tenía previsto estar una hora), promete atender a todo el mundo tarde lo que tarde. Se agradece la buena disposición.
Pasa el rato y la cola no avanza. Empiezas a hablar con las que tienes delante, con las de atrás, y vas cogiendo confianza con la gente. Hace mucho frio y sopla un aire muy molesto.
Vas mirando al escenario como la meta donde llegar, algo todavía muy lejano. Cientos de personas se agolpan en la fila perfectamente formada y custodiada por agentes de seguridad privada y policia local. Por detrás ... no se vé el final.. Uff!!
Poco a poco vas avanzando y divisas el "corralito". Una especie de filigrana de barandillas separadoras a modo de atracción de parque temático. Por fín dejas la fila y te colocas -rodeadas de agentes de seguridad- en el ansiado corralito.  Allí te puedes tirar tranquilamente una hora de reloj. 
Llegamos ya a la recta final, nos quedan escasos metros para la meta, y al pronto..voces.. seguratas .. y señores que saltan las vallas y salen corriendo...son las 10 de la noche... (la calabaza de cenicienta no se fundía hasta las 12 de la noche, creo) ... que pasa??   Se cierra el centro comercial y con ello el parking. Todos tenemos el coche encerrado en dicho parking -por cierto de pago-. Los hombres de seguridad nos dicen que o se saca el coche del aparcamiento o se queda allí encerrado hasta la mañana siguiente.  Que hacer? Nos separa poco más de una docena de personas para llegar a nuestra meta, si vamos a buscar el coche se pierde todo, tantas horas de frio y espera, y por la zona no hay donde aparcar. 
A mi hija se le descompone la cara y le entra el pánico. Quiere que me quede yo, e irse ella a recoger el coche. Como la voy a dejar sola?  La gente se alborota y viene un guardia. El hombre le pone voluntad y consulta a sus superiores. Nos promete que no tendremos problema para sacar los coches, a pesar de que el parking está ya cerrado.  Más aliviadas, aunque recelosas, nos disponemos a disfrutar de esos momentos que tanto rato llevamos esperando. 
Por fin subimos las escaleras metálicas que llevan al escenario. Unas 200 personas quedan todavía detrás de nosotras, y allí estaba !!... enfundado en un abrigo gris y con una gran bufanda azul, nos recibe con una cordial sonrisa, los brazos abiertos y un saludo como si nos conociera de siempre, tranquilo y feliz como si no llevara más de cuatro horas de pie, con cincuenta focos encima, besando a la gente, dejándose besar y achuchar, dando conversación A TODO EL MUNDO, y haciéndose fotos con todas y cada una de las personas que subían a saludarle, tantas veces como querían.  La sensación que da es la de una persona, ante todo cordial y amigable, simpático, llano, nada sofisticado y muy natural. Buena gente.  Nos firmó los dos CD que llevabamos, mi hija le comentó que habíamos estado en el concierto del Palau Sant Jordi, y se interesó mucho si lo habíamos pasado bien, y comentó que para él tambien había sido muy emotivo y especial. Nos besó de nuevo y nos deseo felices fiestas. 
Bajamos las escaleras con el trofeo entre las manos: los cd firmados y dedicados -y unas fotos para demostrarlo-  con la satisfacción de haber conocido en persona a una primera figura de la canción, de haber hablado con él y de haber pasado una tarde diferente, en buena compañía y ambiente agradable. 
Felices, contentas y muertas de frío, nos dirigimos al parking (¡¡!!) de nuevo con el miedo en el cuerpo. Pero no, no hubo problema. Entramos por la puerta del personal, un agente de seguridad no hizo cruzar por todo un Corte Inglés desierto, casi oscuro, que daba un poco de cosica, hasta el parking. Quedaban todavía una docena de coches dentro.
 Por fín a casa. Objetivo conseguido ... Eran las 12 de la noche ... Mosqueo general en casa... 



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